A mediados de agosto nos fuimos de vacaciones a Italia. Al volver, nada más salir del aeropuerto de Bilbao le dije a A: “Huele a otoño.” Y así ha sido. En cuanto inauguramos septiembre, el otoño llegó como si alguien hubiera pulsado un botón y desde entonces, lluvia, frío y cierta resistencia inútil a hacer el cambio de armario. Todo menos el amarillear de las hojas porque con el verano tan pocho que hemos tenido las pobres ni saben en qué parte del ciclo de la vida están.
Lo único bueno es que el ambiente te empuja a la rutina. Nada de querer despedir el verano. Solo ganas de estrenar la nueva chaqueta de lana y miradas con cariño al plumífero colgado en el armario soltándole un “calienta que sales”.
Reconozco que como buena Tauro la rutina me da paz. Organizar mis tareas, disfrutar de mi casa, cocinar sopas para cenar, pasarme la tarde leyendo tirada en el sofá y mirar con ilusión al nuevo curso de Hunky Dory vislumbrando en el horizonte nuestro décimo aniversario. Se dice pronto.
Pero este año me ha costado. Supongo de una sensación de falta de descanso, de falta de verano. ¿He mencionado ya que el tiempo por aquí ha sido una broma pesada? En mi recuerdo he ansiado aquellos veranos eternos en los que aburrirse era el mejor hobby. Porque ahí es cuando mi mente descansa, en el aburrimiento, en la repetición de no hacer nada. Ahí es cuando se me empiezan a ocurrir cosas, conecto ideas y dejo de procrastinar, ahí es cuando le pierdo el miedo a la página en blanco.
Este verano me ha faltado eso, me ha faltado aburrirme. Y septiembre lo he cogido con ganas pero sin cierta carrerilla. Por lo que supongo que le voy cogiendo el ritmo sin el impulso inicial.
Cuando saqué esta foto el 21 de agosto, también olía a otoño.
Hace unas semanas salió el nuevo disco de Vampire Weekend y me lo reservé justo para esta época del año, para cuando tuviera que hacer de mis rutinas mañaneras un ritual. Tengo muy nítido el recuerdo cuando hace ya casi 15 años y vivía en casa de mi abuela, cada mañana activaba mi mente con el disco Modern Vampires of the City. Sin orden aleatorio, justo al ritmo que alguien ideó al producir el disco. Le daba al play cada mañana y ese saber lo que venía después me daba paz. 43 minutos de disco era todo lo que necesitaba para encarar mi día con energía. Para mí Vampire Weekend huele a mañanas frescas y duchas medio zombie.
Una conversación que se repite mucho es cómo le terminas cogiendo manía a la canción o a la melodía que utilizas como despertador. Ahí es cuando yo me vengo arriba y con una media sonrisa me siento listísima porque hubo un tiempo (cuando no me sentía una señora mayor y era capaz de personalizar los tonos de llamada y de descargar canciones para utilizarlas a modo despertador) que encontré la canción perfecta, una que no es que no le cogiera manía, es que conseguía que cada mañana me despertara con lo más parecido a una sonrisa en la cara. Y puede que a estas alturas hayas deducido que aquella canción no era otra que Rain drops keep fallin’ on my head que salía junto con Robert Redford y Paul Newman en Dos hombres y un destino (Butch Cassidy & Sundance Kid Vs. David Bustamante & Alex Casademunt). Tuve la canción hasta que las nuevas tecnologías me hicieron cambiar de móvil y ya no supe ponerla. Si alguien es tan habilidoso como para probarlo, verá que tengo razón.
Cosas que han captado mi atención desde la última vez que escribí…
-Paren rotativas porque el jueves 26 sale a la venta en nuevo libro de Sally Rooney, Intermezzo, y casi no puedo pensar en otra cosa. 3 años desde el último y ya no puede vez más veces la serie de Gente Normal para quitarme el mono.
-En Hunky Dory ya somos super guays porque tenemos en nuestra estantería Augustinus Bader, la marca de cosmética de las que mejores reviews he leído en mi vida. ¿Es para tanto? Quien lo lleva un tiempo utilizando dice que no se atreve a dejarlo, en unos meses os lo confirmaré.
-En otoño/invierno me gustaría vestirme como Isabel II en Balmoral. ¿Podemos hacer el pañuelo en la cabeza great again? Pero mientras tanto no me he podido resistir a esta chaqueta de Sézane (y parece que no soy la única porque ya está agotada).
-Estoy en el bucle de Tiktok de “They are eating the dogs…” no puedo parar de ver gaticos and perretes llevándose el susto y los temazos que están saliendo.
-Hace un par de semanas me traje a casa a mis sobrinas no-consanguíneas de 9 y casi-8 a dormir para ver Stardust, les dio un poco de miedo pero luego me reconocieron que era un peliculón. A la mañana siguiente las empecé a instruir en el culto a Nicolas Cage con La Búsqueda y una de ellas me soltó una de las mejores frases de la historia: “No estoy entendiendo nada pero me está gustando muchísimo.”
Volveré.
M.
Muy fan de Isabel II en Balmoral. Cuando lo vi hace un par de años me ponía pañuelo de seda en la cabeza para pasear al perro en el bosquete de al lado de casa lejos de miradas ajenas JAJAJAJA