Hoy a la mañana ha pasado esto cuando he abierto el mail y me he puesto a leer el Martescito de recomendaciones de Ari:
Y claro, ahora me siento obligada a olvidar mi dedo que no responde y estar a la altura.
Porque todas estas semanas que llevo sin escribir, para a quien todavía no le haya dado un poco la tabarra, le diré que estoy con un dedo hinchado, el índice izquierdo más concretamente, que por ahora nadie encuentra una explicación demasiado convincente y que yo me muevo entre el aburrimiento y el hastío. Y a esto hay que sumarle el tiempo, que por esta zona norte de la península parece que hoy va a ser ya no el primer día de verano, sino que podríamos estar cantando algo parecido a “¿Quién me ha robado el mes de abril? ¿Y el de mayo? ¿Y el de junio?”. Porque quizá lo del dedo me influyera menos si las últimas semanas no hubieran sido una eterna depresión gris. Porque junio es mi mes favorito del año y no ha habido ni un día en el que hayamos disfrutado de una temperatura que diera pie a alargar el terraceo hasta una hora poco prudente. Porque… Porque… estoy como una niña pequeña con casqueta a la que no le dejan jugar con su juguete favorito y lo peor es que justo ayer hablaba con unos amigos de que el sentimiento es generalizado. Somos como una secta cada vez menos motivada.
Pero bueno, hoy salió el sol, todavía son fiestas, iremos a escuchar unas rancheras como señoras de bien que somos y ya de aquí todo para arriba.
Y mimetizándome un poco con mi hermana, le voy a copiar un poco su gárgola digital y te voy a contar 9 cosas que he hecho estas semanas para no entrar en el agujero de la llorera y la impotencia:
1-Volver a Sexo en Nueva York: Porque hay algo de las noches luminosas que me llevan a asomarme una vez más a la ventana de Carrie, se me hace lugar “aspiracional” del todo seguro. Y no voy a entrar en detalles pero me dieron unas pastillas para la inflamación de mi dedo que mi estómago decidió no tolerar demasiado bien por lo que me pasé un par de noches en vela mientras no perdía de vista el baño (ventajas de vivir en un apartamento de 40m2)... Carrie, Samantha, Miranda y Charlotte fueron la única compañía que pude tolerar. Es sorprendente lo bien que ha envejecido la serie y cuanto más la veo, mejor me caen ellas y peor todos los que andan a vueltas. Menos Harry, Harry es el mejor.
2-Escuchar a Solomon Burke como terapia para todo. Cada mañana mientras desayuno y me ducho, el rato que estoy trabajando y alguna noche en la que me preparo tranquilamente la cena. Llegué a él por medio de Cry to me, quizá la canción que más veces he escuchado en mi vida pero es que ahora estoy dentrísimo. Don’t give up on me para hacerte la intensa una noche en el balcón mientras te bebes un chupito de limoncello a sorbitos y Fast Train para levantarte cada mañana con cierta alegría de vivir aunque sea mediados de junio y haga 8 grados en la calle.
3-No leer. Y eso que compré libros, porque situaciones desesperadas necesitan medidas desesperadas y mi tristeza necesitaba mandanga ilusionante. Aquí va un hecho: creo que puedo afirmar que disfruto más comprando libros que leyéndolos. El vicio que es muy malo. En fin. Me he hecho con media colección Blackwater a la que me encanta mirar, me está gustando muchísimo pero es como si hubiera perdido el hábito una vez más. Ese hábito que siento tan mío y sin el que tan perdida me allo (parece que este es mi sitio recurrente para hacer terapia con el temita), pero por ahora lo único que he hecho es hacer la pila de libros en los que refugiarme si el verano no termina de despegar. Son mi red de salvación si necesito saltar.
4- Una quedada para ver la segunda parte de la tercera de Los Bridgerton en la que me acusaron de hacer spoilers simplemente porque no me aguantaba la emoción ante cualquier referencia a la siguiente temporada de Benedict. Pero mira, si existen unos libros desde hace años ya no se puede aplicar el término spoiler. Que también he visto a una pobre Tiktoker que se le ha echado la gente encima por hacer un vídeo recopilando todos los nietos que va a tener Violet. La peña está fatal, ¿tanto te puede quitar en sueño? Pues mira, coges los libros y te los lees. Y voy a decir más: nuestro cuerpo disfruta mucho más de algo cuando sabe cuál es el final, por eso de niños nos gusta ver siempre la misma película. Ahí lo dejo. Y sí, por si alguien no lo pilló al vuelo, el baile de máscaras al que hizo referencia Benedict va a ser muy importarte.
5- Ah, también he estado intentado hacerme Tiktoker. No personalmente, más bien en la cuenta de Hunky Dory y me está costando un montón. No le encuentro la gracia y me termina aburriendo pero soy consciente que es un lenguaje que ha venido para quedarse. Teniendo en cuenta que mucho de nuestro trabajo es comunicar y enseñar la maravillas que tenemos en la tienda, pues no hay otra. Y también porque no me gusta nada cómo se trata el tema en estos tiempos, tan masculinizado, tan categórico… todos peleándose a ver quién la tiene más grande (la colección de perfumes), como si no fuera un mundo lleno de matices y subjetividad. En fin, que lo mismo otro día desato toda mi ira en un post pero repito, hoy ha salido el sol y puede que sea el mejor día del verano.
6- He estado totalmente obsesionada con la entrevista que les hizo Javier Aznar a los de Alcalá Norte. Tanto que anduve muy pesada mandándoselo a la gente y obligándoles a escucharlo como si luego les fuera a hacer un examen. No solo me quedé totalmente atrapada con ese temazo llamado La vida cañón, es que Barbosa, el batería del grupo, me pareció ese personaje secundario icónico que te levanta cualquier serie y que te pasas el capítulo esperando a que aparezca.
7- Las fotos de Paul Mescal en el rodaje de Gladiator 2. Esperando desde que salió la noticia para decir que ese sí que es nuestro verdadero Imperio Romano. A este paso no se nos va a pasar nunca la tontería. Que por cierto, hace poco puso Daisy Edgar-Jones una foto con él insinuando que andaban metidos en algo y como sea verdad, me voy a volver una adolescente de esas que gritaban cuando salían los Take That.
8.- Me hice una ensalada de tomate, burrata y pistacho picado por encima que se te va la o-lla.
9.- Eché la mejor siesta del año el día de la final de Roland Garros. Qué maravilla de partido a cinco sets, te da tiempo de dormirte, abrir un ojo, ver como van, dormirte otra vez, despertarte, desperezarte y disfrutar del partido. Frotándome las manos estoy con las semanas de Tour que tenemos por delante.
Mil gracias por esperarme al otro lado.
Feliz semana,
M.
Te esperaba ansiosa, espero q tu dedo mejore y que llegue el verano que necesitamos. Con lo de la lectura me pasa lo mismo….
Al final he conseguido salir en tu newsletter y, ¡de qué manera! Dime que tienes foto de esa ensalada que ahora quiero hacerla…