Y llegó. Después de casi dos años y medio de espera, el jueves se estrenó la nueva temporada de los Bridgerton en Netflix y dudo que haya alguien que esté leyendo estas líneas que no sepa de qué estoy hablando. Pero por si lo hubiera, diré que es una serie basada en una colección de novelas de la escritora Julia Quinn en las que narra los romances de los hermanos Bridgerton, en cada libro la de una hermana o hermano, hasta los ocho que son: Anthony, Benedict, Colin, Daphne (este es el primero de los libros, luego ya el resto va en orden), Eloise, Francesca, Gregory y Hyacinth. En la serie van por la temporada tres, después de la de Daphne y Anthony, se han saltado a Benedict para centrarse en Colin (voy a ahorrarte mi opinión al respecto porque Benedict es mi hermano favorito y el suyo el mejor de los libros por lo que espero que a la siguiente estén a la altura). Ah, y la trama está aliñada por una autora desconocida llamada Lady Whistledown que publica un panfleto de chismorreos metiendo cizaña en toda la alta sociedad. Podría ser una mezcla entre Jane Austen y Gossip Girl.
En fin, hechas las presentaciones, esta autora dirá que es consciente de que no estamos ante una obra cumbre ni de la literatura, ni de la televisión. Pero por eso mismo me hace tanta ilusión que hablemos de ella, por todas aquellas mujeres que leían y leerán novelas de Arlequín sin poder comentarlas en comunidad y mientras el mundo se ríe un poco de su denostado disfrute. Porque al final, volvemos a lo mismo, los “temas” masculinos son universales, en cambio los femeninos, ya sea una novela de amor o nuestro ciclo menstrual, es algo de lo que no debiéramos hablar en sociedad.
Pero este jueves fue diferente, esta vez, cuando a la tarde salimos a socializar empezamos a hablar en alto acaparando la conversación como si estuviéramos hablando de fútbol mientras ellos no entendían del todo a qué venía tanto bombo. Y el viernes seguimos igual. Y el sábado otra vez mientras uno soltaba “¿Otra vez los Bridgerton?” Así es.
Y puede parecer baladí pero no lo es, universalizar nuestros temas de conversación es bastante revolucionario.
Como tampoco es tontería la serie en sí. A ver, es entretenimiento puro y duro, tampoco pretendo ponerme filosófica, pero entre tanto culebrón, es una serie que pone la sexualidad femenina en el centro. El sexo oral (bastante explícito) es femenino, la masturbación es femenina y en las escenas conjuntas, el placer femenino adquiere una prioridad que pocas veces se le había dado. Comparado con lo que tuvimos que ver nosotras en nuestra época, el cambio es abismal y diría que mucho más educativo. Las amistades femeninas adquieren también una importancia crucial. Hasta la pedorra de la Cressida Cowper lo enfatiza más de una vez. Se habla de que a ellas se les hace competir por encontrar marido y así conseguir cierta independencia aunque sea a base de procrear descendientes, mientras ellos pueden elegir y llevar la vida que quieran. En la primera temporada hay una crisis que los hombres quieren solucionar con un duelo por el orgullo herido bla bla bla, típico momento en el que la masculinidad tóxica arruina la fiesta, pero la sabia Violet Bridgerton (madre de todos) le para los pies a su hijo mayor y le dice “haremos lo que hacemos las mujeres, hablar”. Y el “cotilleo” puro y duro salva la papeleta, porque la información es poder y a ver porque va ser más noble arreglar las cosas usando la violencia.
Si metes el Google “mejores series de la historia” seguro que aparecen Mad Men, Los Soprano, Breaking Bad, The Wire… todas con un elenco mayoritariamente masculino centrados mayoritariamente en hilos narrativos puramente masculinos. Y ojo, que no estoy diciendo que no lo sean ni que Bridgerton debería de estar en esa lista. Pero no me diréis que no tiene cierto tufillo.
Puede que cada vez sean más los chicos que te hacen su lista de películas románticas favoritas, pero espera que te la digo, que me la sé de memoria: 500 días juntos, Alta Fidelidad, Es cuestión de tiempo y quizá Notting Hill (a lo loco). Todas ellas protagonizadas por hombres. El problema no es que a los hombres no les guste el romance, es que les cuesta horrores sentirse identificados con la historia de una mujer y sin embargo nosotras nos emocionamos igualmente con Ted Lasso o con Salvar al soldado Ryan.
Por eso tenemos que hacer caso a Violet Bridgerton y seguir hablando, sobre el dolor de nuestros ovarios o sobre los libros que estamos leyendo, para poco a poco ir universalizando lo femenino. Porque todos esos clichés de “es que sois muy complicadas” o “no hay quien os entienda” irán pasando a la historia el día que empiecen a escuchar, ver o leer narrativas que hablen de nosotras.
Feliz semana,
M.
Pre-P.D.: Ted Lasso, esa es la primera dosis que les tenemos que dar mezclada con la comida. Parece fútbol pero es un alarde de nuevas masculinidades.
P.D.: Estos días…
…estoy leyendo: ‘Las abandonadoras’ de Begoña Gómez Urzaiz.
…estoy escuchando: No sé cómo no lo he mencionado hasta ahora pero quizá la banda sonora es lo que más me guste de los Bridgerton. ¿Cuál es tu versión/temazo favorito? Esta temporada por ahora me quedo con (menudo homenaje te han hecho, Pitbull) y la maravillosa Happier Than Ever.
…estoy viendo: Ni confirmo ni desmiento que los cuatro capítulos de la tercera temporada me hayan sabido a poco y que haya empezado con la primera otra vez.
…huelo a: Con el enorme lunes que tenía hoy, Impatiente de La Manufacture, de esas colonias frescas de toda la vida que te despejan la mente y te revitalizan el cuerpo.
Me puedes encontrar también en mi Instagram y en la perfumería más bonita del mundo.
Me ha encantado. Y: ¡amén, hermana!
PD: puede, solo puede, que yo también haya arrancado desde la primera, otra vez...