Hace ya unos cuantos años, leí un libro escrito por Punset (o su hija) sobre cómo funciona nuestro cerebro o algo así y me quedé con una idea que vuelve a menudo a mi cabeza: la energía cerebral es finita y si la agotamos con pensamientos y decisiones que dan igual, cuando verdaderamente llega una importante, no nos queda y nos agobiamos muchísimo o no somos capaz de tomarla. Creo que no es la primera vez que escribo sobre esto porque es un tema que me obsesiona bastante pero últimamente estoy queriendo llevarla al siguiente nivel.
Realmente creo que nuestro cerebro se puede entrenar, que por supuesto que tiene tendencias pero que estas se pueden ir modulando con el tiempo. Una vez leí sobre un ejercicio de no quejarte en 21 días, que no quería decir que no tuvieras ningún pensamiento de queja sino que tenías reprimir el hecho de expresarlas en alto. Según este ejercicio, con el paso de los días, la intensidad de las quejas iba disminuyendo porque cada vez les dedicabas menos tiempo hasta llegar al punto de que no te importaran tanto por lo que llegabas a ser una persona más satisfecha y feliz.
Por la misma regla creo que llevo años entrenando mi cerebro para no quedarme atascada en decisiones que tengo que tomar gastando esa energía mental durante un tiempo más prolongado. Si la decisión no importa demasiado, en plan qué comer ante la carta de un restaurante, la tomo un poco por impulso y no vuelvo a ella (a no ser que alguien de la mesa me de mucha envidia con lo elegido y termine copiándole). Si hay que elegir unos platos para compartir, como más o menos me gusta de todo dejo que sean otros los que elijan, que gasten ellos su energía. En cambio si la decisión es más transcendental como el hecho de comprarme una casa o elegir las cortinas del salón (las voy a ver a diario y no es algo que se gaste), voy dejando que la decisión macere hasta que un día de repente lo veo claro.
La foto es del verano pasado en Trani, Italia, donde todo nos venía bien y lo pasamos de maravilla.
A veces sufro muchísimo cuando atiendo a gente en la tienda que por ejemplo se queda atascada sin saber qué perfume le gusta más. Que normalmente suele ser porque los dos le gustan mucho y entonces no sabe por cuál decantarse sin pensar que realmente da igual porque cualquiera de las dos la va a disfrutar. En mi cabeza es como si viera como se les baja la batería. Y supongo que todo este proceso lo vivo con cierta condescendencia, como un ser superior que se ha pasado esta pantalla. Porque os cuento una cosa: como en (casi) todo, en los perfumes es el roce el que hace el cariño. Seguro que alguien está pensando que qué fácil lo mío cuando tengo todos esos perfumes a mano pero es justo lo contrario. Cuando abrimos la tienda me empezó a agotar llegar cada día y ponerme a pensar a qué me apetecía oler. Así que cambie el chip y aunque por supuesto que no tengo solo un perfume en casa, en mi día a día tampoco varío mucho. Y me gusta más la facilidad de la inercia que la idea de tener olores con los que me identifico y me identifican.
En fin, que uno de mis propósitos de año nuevo es ir avanzando al siguiente nivel. Si por ahora parece que estoy tranquila y satisfecha con las decisiones que voy tomando y las muy pocas veces que miro al pasado suelo ser amable y comprensiva con mi yo anterior, ahora quiero empezar a no desgastarme a futuro. Porque puedo tener un pequeño problema con el control de las situaciones, con imaginar escenarios posibles y controlar todas la posibilidades de ejecución. Me acuerdo que era Meñique el que le decía a Sansa que eso era una gran virtud pero a mí me está oliendo que también es un desperdicio tiempo y energía.
Así que ahora he decidido que tengo que empezar a fluir, a soltar un poco el volante. A confiar en que luego ya me sé adaptar a las situaciones y que de nada sirve preocuparme una y otra vez de antemano como si tuviera que planear una estrategia de combate porque tengo un ejército a mi mando. Pero lo dicho, esto es el propósito, toca ir entrenando mi cabeza para que no se revolucione. Veremos.
Cosas que han llamado mi atención desde la última vez que escribí…
-Estoy atrapada por ‘El cielo de la selva’ de Elaine Vilar Madruga, he decidido que lo voy a definir como un cruce de caminos entre ‘Nuestra parte de noche’ y ‘Canto yo y la montaña baila’ e igual que estas, me parece un libro tan indescriptible como imprescindible.
Aquí el libro que hace match perfecto con la vela de D.S. & Durga.
-La estaba ignorando por completo hasta que me la recomendó mi hermana y como no le pega nada la recomendación, me creó curiosidad. Estoy hablando de la serie ‘The Penguin’ en Max con el que llevo un par de capítulos y la estoy disfrutando sin atracones. Que el desdén inicial venía porque cada vez me parece peor lo de coger un actor estéticamente normativo para ponerle 20000kg de maquillaje porque dentro de la industria no hay actores con el físico necesario para el papel, aunque tengo que reconocer que esos dos ojitos de Colin Farrell que se ven lo bordan bastante.
-Esta semana ha salido la entrevista que Javier Aznar del hace en el Hotel Jorge Juan a Las Hijas de Felipe, Ana Garriga y Carmen Urbita, y es una conversación que me ha hecho una ilusión tremenda porque siguiéndolos tanto por separado, tengo la sensación que es como cuando presentas a dos amigos tuyos y se llevan bien.
-Entre Navidades y Nochevieja vi ‘Los que se quedan’, la película navideña de Alexander Payne. Salió el año pasado y aunque me gusta todo lo que hace el director lo dejé pasar, pero de ahora en adelante creo que va a entran en la lista de películas que veo año tras año por esas fechas.
-A finales de año también hice un post en Instagram sobre los libros que más me gustaron en 2024 y sobre cómo se ha volcado la brecha de género en mis lecturas.
Aquí el post entero.
-Estoy buscando cortinas bonitas, de las de toda la vida, hechas con telas preciosas para poner aún más bonita mi casa. ¿Alguien sabe de alguna marca o tienda molona dentro de la UE? Cualquier cosa realmente especial que encuentro online está en EEUU o en Gran Bretaña.
-Con estos fríos me he enganchado a la Sensual Skin Cleanser de Elle Est Belle para que mi piel no sufra más de lo debido. Y más que como limpiadora, la utilizo como bálsamo reparador nocturno y me parece un auténtico alivio y una auténtica maravilla.
Volveré,
M.
P.D.: Me podéis encontrar también en Instagram, en Tiktok y en la mejor perfumería del mundo. Y por ahora también en Bluesky.
He leído hoy esta publicación y me ha encantado. Intentaré aplicar algunos de tus trucos con el tema de las decisiones (soy el tipo de persona que se quedaría pensando qué perfume prefiere). Ah, y muy a favor de "Los que se quedan", también. <3
Me encantó este post! porque el tema de tomar decisiones me gusta muchísimo. De hecho uno de mis primeros post fue sobre ese tema y es de una ted talk que me ha ayudado bastante los últimos años: https://justmyangst.substack.com/p/on-a-par