“Haz las cosas con la seguridad de un hombre blanco heterosexual mediocre.” Últimamente estoy muy pesada con esta frase, me viene a la cabeza todo el rato y la utilizo en un montón de contextos posibles.
Por primera vez la leí en uno de los libros de Ali Hazelwood hace ya un par de años y desde entonces me ha ido apareciendo aquí y allá en variantes similares. Mantra. Lección de vida. El recalcar esa “seguridad” para hacer las cosas. Esa ausencia del “síndrome del impostor”.
Suelo ir al estadio a ver a mi equipo de fútbol. Lo que antes era un ritual, ahora es un plan que me suele dar algo de pereza. Demasiados partidos, empacho de balón y horarios reguleros. Más allá de eso, detrás mío tengo a un señor que me da los partidos. Me molesta más que el árbitro, más que el equipo contrario. Y es que es un señor de esos que todo lo sabe. Narra el partido para los dos palmeros que tiene sentados a ambos lados como si alguno de ellos tuviera falta de visión mientras va añadiendo todo tipo de mejoras tácticas. Porque él sabe más que el entrenador o cualquiera de los jugadores que están ganando millones mientras nosotros les miramos dar patadas. Apenas calla para coger aire porque todo está mal hecho, siempre. Al lado de ellos dos, intuyo parejas de dos de ellos, se suelen sentar dos mujeres que se limitan a soltar lo típicos “¡aaaayyyy!” o “¡daleeeee!” dando por hecho que a ellas nadie les ha pedido su opinión. Me pregunto si al señor de la mitad alguna vez alguien le habrá pedido que lo haga o si la descomunal brasa que me saca de mis casillas será por iniciativa propia. Bueno, realmente no me lo pregunto.
En los últimos años también se está dando otro fenómeno que me tiene cual Félix Rodriguez de la Fuente. Un gran número de hombres heterosexuales han descubierto la perfumería (la de autor como parte que me toca) como fuente de disfrute y placer. Hasta aquí me parece todo maravilloso. Los comportamientos sospechosos empezaron cuando se empezaron a popularizar los Youtubers de perfumes. Bueno, no sé si fue primero la gallina o el huevo. Puede que a raíz de que se popularizaran algunos hombres blancos heterosexuales hablando de perfumes, otros hombres heterosexuales se hayan permitido acercarse a un mundo que hace unos cuantos años era tan poco “macho”. Siempre me ha parecido curioso que siendo el universo perfumístico tan mayoritariamente femenino, hayan sido hombres los que se hayan lanzado a dar su opinión más masivamente. No me salen las estadísticas. Por no hablar de que fliparíais el nivel de mensajes que lanzan algunos emocionados como si ciertos perfumes tuvieran el poder de la sumisión química. Y todo con la boca bien abierta.
Esto lo podría ignorar fácilmente si no fuera porque los pupilos luego aparecen en la tienda. Con su seguridad de hombre heterosexual mediocre dando por hecho que saben más que nosotras. No sé si por ser mujer o por ser jóvenes (más que ellos la mayoría de las veces al menos), o por la suma de las dos. Reconozco que tiene su parte divertida, no hay mejor cosa que te tomen por tonta y luego marearlos como te dé la gana. Pero al contrario del señor que se sienta detrás mío en el fútbol, me aburre bastante tener que andar dando lecciones. Y mira que si de algo podría hablar es de perfumes pero manda narices el tener que ser tajante en algo tan subjetivo.
Una cosa de la que puedo hablar con seguridad: esta limpiadora y esta crema son maravillosas. Morning Glory de Elle Est Belle y Rest Day Confort Cream de Oskia.
En fin, que parece que he venido a desahogarme. Y es que últimamente me molestan especialmente hasta los señores que tocan la bocina como si por el hecho de hacerlo se fuera a arreglar el atasco que hay. Esa necesidad que tienen de expresar su queja en alto, como si su hastío fuera más importante que la contaminación sonora que producen a todo el que anda al rededor. Y hablo en masculino porque me juego el meñique izquierdo que la gran mayoría son hombres.
Pero como no hay mal que por bien no venga, en todo esto también hay una lección que aprender: la seguridad, esa seguridad de la que hablaba al principio. “Haz las cosas con la seguridad de un hombre blanco heterosexual mediocre”, porque aprendiendo de sus errores y sin dar tanto la brasa, tú también puedes hacer las cosas sin tanta duda y permitirte navegar en la mediocridad de vez en cuando, que las exigencias autoimpuestas son de lo más cansino también.
Cosas que han llamado mi atención desde la última vez que escribí…
-En carnavales me lo pasé en grande y al día siguiente apenas llegué al sofá y al baño mientras hacía un obligada y bastante digna imitación de Chiquito de la Calzada. Total, que se me antojó algo dulce y al no poder llegar ni a la tienda de chuches más cercana, me hice estas cookies. No puedo explicar el éxtasis que me embargó por haber sido capaz de hacer algo tan sumamente delicioso con mis propias manos.
-El otro día me llegó la newsletter de Cup of Jo sobre 9 hábitos que hacen que los 40 esté siendo su década favorita. Había cosas como “decir te quiero” a la gente que lo haces, tener siempre a mano un libro que disfrutes, hacer push-ups mañaneros o tener esas rutinas que te recuerden la niña que fuiste. Ella hablaba de su afición por comprar chupachupses y yo pensé en mi afición por ver películas infantiles como una niña en la mañana de Reyes.
-Y aunque no sea infantil, este fin de semana he vuelto a maratonear Ted Lasso porque me hace sentir igual de bien. Creo que podría hasta decir que es mi serie favorita con permiso de las temporadas 2, 3, y 4 de Las Chicas Gilmore. Y Friends. Y The Office. Y Las Chicas de Oro que llevo meses (años) viendo en bucle al meterme a la cama y todavía no me he aburrido.
-Porque últimamente me cuesta ver series nuevas, creo que no es la primera vez que lo digo pero es como si estuviera abrumada con tanta demanda. Pero sí que vi Su Majestad en Prime y disfruté muchísimo del tándem Castillo-Alterio.
-Redoble de tambores porque La Bien Querida ha parido nuevo disco, una ocasión tan buena como cualquiera para decir que suyas son las canciones que escucho más escucho una y otra vez sin aburrirme nunca. De las nuevas, creo que por ahora mi favorita es Bar Dixie.
-Y truquito final: pon un buen iluminador en tu vida. Los míos, como no podía ser de otra manera, son los de RMS, que son (sinceramente) los mejores. Pero es que no sabes qué diferencia cuando lo integras en tu maquillaje de diario. Me veo una persona mucho más bella.
-Por cierto, también ha llegado esto a Hunky Dory, uno de esos perfumes que va a convertirse en ser mitológico.
Volveré,
M.
P.D.: Me podéis encontrar también en Instagram, en Tiktok y en la mejor perfumería del mundo. Y por ahora también en Bluesky.
Love you❤️
Es increíble cómo nos sincronizamos cuando se acercan nuestros cumpleaños… Mañana el martescito va de algo parecido y sobre todo, TENEMOS EXACTAMENTE las mismas series favoritas y la misma sensación con Ted Lasso. Estoy por pagar Apple de nuevo solo por él, es que es mucho decir.