Mi patria es una verbena
O ese momento con las piernas en alto y viendo '10 razones para odiarte'
Hay una fecha señalada en la que tomo conciencia de los años que tengo. No es ni el día de mi cumpleaños, ni el cumpleaños de mi hermana pequeña y ni siquiera el primer día que me pongo en bikini. Mi mayor momento de nostalgia de que los años más mozos ya pasaron es cuando en las fiestas del pueblo salimos a matar.
A matar, o a morir lentamente, o lo podemos dejar simplemente en que salimos. Que a una se le sigue haciendo de día de vez en cuando pero las 24h siguientes no hay manera de calzarse unas zapatillas. Intentas hacer los mismos rituales, las mismas paradas técnicas, aunque aquellos espacios que antes eran nuestros ahora los invaden chavales que te piden a ver si les das efectivo si te hacen un bizum. Y tú puedes estar dándolo todo que en el momento que cruza tu cabeza la idea de que tienes dos San Jacobos esperándote en casa, todo lo demás carece de importancia.
Es bonito cuando te vienes arriba con las canciones Carbono14, aquellas que unen eufóricamente a una generación mientras el resto no entiende nada. Pudimos gozar de nuestra propia cueva del tiempo, “Más, te quiero y quiero más… de lo que tú me das…” como ese credo que ya no nos acordábamos ni que existía, o con las primeras notas de Baila, Casanova cuando alguien sueltó “Hostia! Sonia y Selena!” y contesté condescendiente “Noooooo! Paulina Rubio!!!” porque toda esa big data sigue almacenado en mi cabeza con coreografía incluída. Pero también llegan momentos de flaqueza y aceptas la derrota de tener que shazamear “Que viva la noche, viva el amor… tu nombre me sabe a besos de pasión…” porque aun recitándola sin fallos, tu cabeza no tiene ni pistas de que eso lo cantaba Ainhoa Cantalapiedra camino a Eurovisión. Dime borró cualquier rastro de existencia ajena.
Son bonitos esos momentos, los disfrutas al máximo entre tanta pequeña derrota de tener que preguntar a alguien más joven, “¿Ésta es de este año?” porque si no voy a coincidir demasiado con ella no voy a hacer el esfuerzo de aprendérmela. Estar dentro de una masa a la que ya no perteneces del todo y en el que eres consciente de que debes de ceder espacios porque tú ya los disfrutaste.
Pero más allá de estas cuestiones prácticas, también te falta cierta emoción, cierta euforia encendida de que no sabías qué te iba a deparar la noche. Con quién estarías, a qué gente nueva conocerías, por dónde os llevaría la noche. Lo que cundían aquellas horas previas al toque de queda, cada noche podía ser una aventura distinta.
Es aquella brisa triunfal con la que salías de casa la que más echo de menos, como si se hubiera esfumado de mi cuerpo junto con los últimos vestigios de juventud. Porque lo seguimos pasando bien, incluso muy bien diría yo. Somos gente bastante divertida y nos echamos unas risas para enmarcar. Pero ya no tenemos aquel brillo en los ojos, aquella inocencia de que tenías muchas cosas por descubrir y muchas canciones nuevas que bailar.
Ahora la mayor triunfada es haberte acordado de la provisión de San Jacobos para intentar despertarte al día siguiente con la menor resaca posible. Y al hacerlo, poner las piernas en alto y buscar 10 razones para odiarte en Disney+ para seguir agarrándote muy fuerte a aquella chica a la que la poesía final le parecía lo más bonito que había escuchado nunca y sentía mariposas en el estómago cada vez que Heath Ledger sonreía de medio lado. Sentir aunque sea el eco que aquellas emociones a flor de piel y revivir.
Dicen que la patria es la infancia. La mía diría que está en aquellas primeras verbenas que me lo dieron todo.
Feliz semana,
M.
Pre-P.D.: Mucha pierna en alto pero dame dos días de descanso y volvería a la carga.
P.D.: Estos días…
…estoy leyendo: El programa de fiestas.
…estoy escuchando: Egan, bereziki Heriotzak emanez gero eta Matilde.
…estoy viendo: El estreno de La idea de tenerte ha sido la mejor noticia para mi domingo de resurrección particular. ¿Me ha gustado? Pues no sabría decirte, no tenía la cabeza para mucho pensamiento ni tampoco mucha expectativa previa o sea que para adentro y encantada. Seguí con la re-visión de Rojo, blanco y sangre azul y Purple Hearts marcándome así una maratón de Nicholas Galitzine como buena vieja pelleja.
…huelo a: El extracto de Vanille de Tahiti de Perris Monte Carlo se ha vuelto mi favorito para sentirme la reina de la noche.
Me puedes encontrar también en Instagram y en la perfumería más bonita del mundo.