Mucha gente se sorprende cuando se enteran que soy futbolera. Bueno, como bien decía Ander Izagirre en su maravilloso Mi abuela y diez más, no es que sea futbolera, soy de la Real. Porque lo cierto es que cuando no juega la Real el fútbol me aburre bastante y a veces cuando lo hace también pero tengo metido en el cuerpo algún chip que hace que no pueda desconectar del todo.
Soy esa señora mayor que dice que el fútbol moderno está medio podrido, hasta me quité las redes sociales de mi propio equipo porque no comulgo con la manera ni con lo que comunican. Así he conseguido salvar el sentimiento y no hastiarme. Este post podría ser una lista de cosas que no me gustan, lo llenaría sin mucho esfuerzo pero no es eso lo que te quiero contar.
La temporada pasada terminé saturadísima, le iba diciendo a todo el mundo que no me hice de la Real para jugar dos partidos a la semana, que casi me vale con uno cada dos para desfogarme un poco, dar unos saltos y quedarme relajadita. Aquí también tengo que citar a Ander cuando decía que prefiere que su parte irracional se vea volcado en el fútbol y no el la religión o la política.
Últimamente no había ido mucho, no me cuesta nada priorizar otros planes aunque haya una sensación de no querer dejarlo. Pero el otro día fui. Con cierta pereza, para qué negarlo, un domingo a las 21:00 el sitio natural del ser humano es el sofá. Empezamos perdiendo en el minuto 1 pero el partido estaba lo suficientemente entretenido como para que no se me hiciera largo. Al final empatamos en el 80 y pico con un gol de esos que no te crees lo que has visto y de ahí hasta al final, estuve arribísima. No yo, todo el campo, animando a una. Y me di cuenta de que esa es mi droga. Esa sensación de comunidad y alegría compartida. Esa energía en el ambiente que nos hace salir un poco más hinchados del campo después del pitido final.
Siento algo parecido cada vez que Sally Rooney saca un libro. No es solo un libro, es un acontecimiento que comparto con muchísima gente. Hay nervios, emoción. Un paseíto por las librerías el día anterior del lanzamiento por si algún trabajador despistado ha dejado algún ejemplar ya en la estantería. Sí, había uno y me lo llevé yo. Como quien roba una obra de arte delante de todos los presentes y sale por la puerta principal sin que nadie le siga. Idolatro tanto el libro como objeto, que realmente lo de menos era lo que encontrara dentro. Aunque supongo que ese fanatismo es porque Rooney ya me lo ha dado todo como lectora. Para mí ahora ya es como una amiga de toda la vida a la que poco le exijo, solo su mera compañía me hace feliz.
La ilusión que me hizo ver a esta chica leyendo su ejemplar.
Volver a un libro de Sally Rooney como quien vuelve a un lugar donde fuiste feliz. Hay quien no lo lleva del todo bien pero por mi parte intento no comparar experiencias y dejarme llevar. Porque siendo sinceros, ya sabes lo que vas a encontrar. Gente cagándola con otra gente a la que quiere, sin una intención premeditada pero liándola de todas maneras. Gente que no se entiende ni a sí misma, que solo quiere que le den un abrazo y que los quieran tal y como son. And I think that’s beautiful.
Como no podía ser de otra manera, a mí Intermezzo me ha gustado. Muchísimo. Lo he leído con calma, masticándolo, disfrutando de cada página con esa manera tan única de Rooney de diseccionar lo que no se habla. Y de hecho, no entiendo como puede haber gente que le haya decepcionado si el libro no puede ser más ella. Más de lo que nos había contado anteriormente pero con diferentes protagonistas.
Ahora toca comentarlo, expandir la religión, ser parte consciente de la comunidad. Y lo del fútbol es bonito, pero cuando lo consigue un libro lo es una poco más.
Próxima parada: Chimamanda 2025.
Cosas que han captado mi atención desde la última vez que escribí…
-Llevada días con el antojo de querer hacer un bizcocho de pistacho. Ayer hice la primera intentona. Rico pero apenas sabía a pistacho.
Lo estético del pistacho sobre chocolate.
-El otro día en un directo respondimos a la pregunta de por qué no vendemos muestras y cómo en parte es para darle valor a nuestro trabajo asesorando perfumes. Fue precioso recibir luego mensajes de tanta gente diciendo que con ella habíamos acertado de pleno a la primera. Lo puedes ver aquí.
-Esta ilustración que vi en Cup of Jo:
-Tanto hablar de la borrasca Kirk me hizo querer volver a Stars Hollow y ver por cientocuarentaisiete vez Las Chicas Gilmore.
-No sé en qué lado de la guerra civil estáis pero yo claramente voy con la ex-resistencia.
-He empezado con Tom Lake de Ann Patchett y por ahora parece un buen lugar feliz al que hacerle una visita.
-Soy esa señora que se emociona renovando sus calcetines y esta vez ha tocado hacerlo en Arket.
-También tuve necesidad imperiosa de hacerle hueco a este cojín. Aun si para poner el cojín he tenido que cambiar todo lo demás.
Volveré,
M.
P.D.: Me podéis encontrar también en Instagram, en Tiktok y en la mejor perfumería del mundo.
Mismo cojín pero en cuadrado 😂 El libro de Ann me lo estoy reservando porque intuyo que me va a gustar